domingo, 29 de noviembre de 2009

La muerte no existe, es una ilusión

La muerte no es permanente, sino transitoria, y muy fugaz...


A todos nos pasa siempre, todos los días. Cuando una persona se queda dormida, después de despertar, no sabe qué hora es, ni cuanto tiempo ha permanecido durmiendo. Sin embargo, al despertarnos, es como si solo hubiera pasado 5 minutos, aunque hayamos dormido durante 12 horas, pues en ese lapso de tiempo no nos hemos enterado de nada.

Pues bien, en este sentido, la muerte se comporta similarmente a como cuando dormimos. Cuando estamos durmiendo, en ese momento ocurre algo común a la muerte, que no nos estamos enterando absolutamente de nada de la vida real que está transcurriendo a nuestro alrededor; es como si estuviéramos igual de ausentes, en ambos casos.

Cuando dormimos transcendemos y nos liberamos de las limitaciones temporales, y entonces conectamos con la transcendencia y el infinito.

Cuando una persona vive en la Tierra, en el momento actual, vive con arreglo a un sistema de tiempo lineal, en el que el tiempo cuenta y existe y transcurre con un determinado orden, de atrás hacia adelante. Pero en realidad, esto es una ilusión, porque durante el lapso de la muerte o cuando dormimos, el tiempo no se mueve en línea sino circularmente, como si el tiempo no existiera o como si perdiera su orden de pasado, presente y futuro, para pasar a convertirse todo ello en un eterno presente. Por ello la Biblia dice:

"Lo que sucede que ha sido, ya había sido; y lo que ha de llegar a ser, ya ha sido" Eclesiastés cap 3 vers 15.

Precisamente, según recientes investigaciones cientificas, un nuevo modelo físico propone que el tiempo es solo una ilusión. El tiempo no existe más que como una ilusión en nuestras mentes. Como el tiempo no es más que una ilusión, la muerte es también una ilusión.

Por ello es que cuando dormimos, podemos tener sueños premonitorios, soñar con ver el futuro sobre algo que nos ocurrirá, o podemos regresar a nuestro pasado. Porque en el estado de sueño o muerte, conectamos con el verdadero tiempo circular, interminable, del eterno presente, y en sueños captamos pistas futuras o pasadas.

Cuando la Biblia relata el momento en que el Rey David murió, dice que el Rey David "durmió". Y que el Rey Salomón "durmió." Que el patriarca Abraham durmió. Que Moisés durmió, etc... Al texto no le habría costado nada decir que tal personaje murió y ya está, pero el texto dice lo que dice, y lo dice con un fundamento de profundo significado.

En el episodio bíblico de la muerte y resurrección de Lázaro, Jesús dijo a sus discípulos:

"Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle"
Juan cap 11 vers 11.


En el episodio bíblico de la muerte y resurrección de la hija de Jairo, esto se narra en el libro de Marcos cap 5 vers 38 y 39:

"Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vió el alboroto, a los que lloraban y lamentaban mucho. Y entrando les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme".

Todas las personas muertas en el fondo están simplemente dormidas, en un estado intermedio de duermevela y de espera. ¿Espera a qué? Pues esperan a despertar cuando resuciten en el día de la 2ª Venida en el que regrese Jesucristo para reinar en la Tierra. Todas las personas muertas resucitarán de nuevo.

Pero para las personas que resuciten, el tiempo de muerte ha sido fugaz, como de 5 minutos. Ni siquiera 5 minutos; acaso como de un segundo; pues ellos han estado dormidos, y aunque han estado muertos o dormidos durante, por ejemplo 3 mil años según el cómputo limitado de la Tierra, para ellos es como si hubiera pasado un simple segundo.

Los muertos que resuciten, tienen simplemente en su cabeza el recuerdo del día que vivieron ayer, osea, los recuerdos de hace 24 horas, pero ese día de ayer transcurrió en realidad hace 3 mil años. Pues ellos se despiertan, ligeros y conscientes como siempre, como cada día, como alguien que se acaba de echar la siesta.

Morimos, pero el tiempo en el que estamos muertos o dormidos es tan corto, tan breve, y fugaz, como de un micro-segundo, que en la práctica es como si no existiera, o como si no repercutiera de manera importante para nosotros. Podemos definir la muerte entonces como que solo es un lapso breve de tiempo ilusorio; un lapso de tiempo que no llega ni a una milésima de segundo.

En la zona cerebral existe la glándula pineal, que segrega una neuro-hormona llamada melatonina. La glándula pineal está relacionada, entre otras cosas, con el equilibrio diurno-nocturno, el dormir, o el insomnio, y de manera muy importante con los sueños. La glándula pineal nos abre la puerta a la realidad de un universo paralelo y misterioso, alcanzable mediante los sueños. Pues bien, se ha comprobado científicamente, que cuando una persona está cercana a su momento de la muerte, desarrolla una gran actividad cerebral en su glándula pineal. Es como si el individuo se preparase para dormirse de una manera especial y para iniciar un gran sueño. 

 El Tiempo no existe; existen los relojes

La muerte dura menos que un parpadeo. El transcurso de tiempo que va desde la muerte a la resurrección es semejante al de un abrir y cerrar de ojos, como dice el texto sagrado en 1ª Corintios, cap 15 vers 52. Una muerte que para el que muere no dura ni un segundo, ¿qué clase de muerte es esa, sino una muerte ilusoria o simbólica?
De modo que la muerte solo reside en la mente de los que viven.

La muerte es, pues, un efecto aparente, y existe, al igual que el tiempo, pero solo para aquellos que siguen viviendo en la Tierra. Porque a los que seguimos aquí vivos, sí que nos toca sufrir la pérdida de los seres queridos, que ya no están con nosotros.

La muerte en la realidad, no existe, porque no tiene lugar en el plano del amor, de la verdad, y de la eternidad; la muerte tan sólo existe en esta dimensión momentánea pasajera, porque es una dimensión imperfecta, y temporal, cuya fecha de caducidad está ya a punto de llegar.

Toda muerte nunca llegará a ser cierta y permanente si es seguida de resurrección.

El ser humano es un ser con proyección de eternidad y vida permanente. Estamos destinados a vivir eternamente, cada vez mejor, y con más perfección. Jesus dice:

"Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia". Juan cap 10 vers 10.

Dios no se conforma con que vivamos más o menos un poco, de compromiso, de cualquier manera o con limitaciones, sino que nos otorga vida ilimitada, más que la que podamos concebir o necesitar, y en condiciones perfectas, siendo muy amados y bendecidos.

"El que ha muerto ya ha pagado". "Presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos". "Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia". Romanos cap 6 vers 7, 13 y 14.

El que ha muerto ya ha pagado y es libre para vivir eternamente bajo la gracia de Dios.

¡Pero cuidado, esto no es un vulgar coladero de farsantes!.. Dios también advierte que aquellos que siembran el mal o no obedecen sus instrucciones, no heredarán la Tierra. ¿Para qué iban a heredarla, si no aprecian la vida y solo desean hacer más daño y destrucción a sus semejantes y a toda la Creación?.. Y aquellos que no hereden la Tierra después de la Resurrección, serán las únicas personas que serán eliminadas para siempre. Esa sí que será la muerte de verdad, inapelable.

Entonces respondiendo Jesús les dijo: "Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para El todos viven".
Respondiéndole algunos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho.
Y no osaron preguntarle nada más.
Lucas cap 20 vers 38, 39 y 40.

1 comentario:

  1. Interesante tesis, estoy de acuerdo, yo creo en que para Dios no existe en el tiempo, para Dios mil años puede ser un dia, y un dia puede ser mil años, Dios el Todopoderoso, quien tiene junto a su hijo Cristo Jesus el unico nombre Alpha y Omega, y la gloria y adoración por los siglos de los siglos. Como dice 2da de Pedro Capt 3 8 al 10.

    8 Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

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